Desaceleración industrial en la Unión Europea (UE) y en el conjunto del continente europeo
Desaceleración industrial en la Unión Europea (UE) y en el conjunto del continente europeo
En los últimos años, Europa se ha enfrentado a un fenómeno preocupante: la desaceleración de su sector industrial. Este fenómeno se refiere a la ralentización del crecimiento y la actividad de las industrias manufactureras y de producción en el continente.
Este fenómeno no es uniforme en todos los países europeos, pero se ha vuelto más evidente en economías clave como Alemania, Francia, Italia y España, así como en el Reino Unido que, a pesar de no estar en la UE (Brexit) si pertenece a la economía europea. Este declive ha generado debates sobre las causas subyacentes y las posibles soluciones para revitalizar esta parte crucial.
Varios factores han contribuido a la desaceleración industrial en Europa. La competencia de mercados emergentes con costos laborales más bajos ha afectado la competitividad de las industrias europeas tradicionales, si bien no es esta la razón principal que yace de manera especial y muy evidente en la pérdida de competitividad, a tenor del retraso que este continente acusa en relación con los USA y la China.
Europa, en especial la UE, se pierde en la enorme burocratización general, en especial en las rígidas regulaciones ambientales que aumentan los costes de producción y ralentizan la creación de economías de escala.
La automatización y la digitalización, tan imprescindibles en la carrera por la productividad, se retrasan en el conjunto de Europa, también en especial en la UE,
Otros factores como el Brexit y las tensiones comerciales globales han creado incertidumbre económica, desalentando las inversiones y el crecimiento industrial.
La desaceleración industrial no solo afecta a las empresas y a la economía en general, sino también a los trabajadores y las comunidades locales. La pérdida de empleos manufactureros puede tener efectos devastadores en regiones que dependen económicamente de estas industrias.
China y otros mercados emergentes, que antes impulsaban la demanda de productos europeos, han experimentado su propia desaceleración económica. Esto ha impactado negativamente las exportaciones europeas, que son fundamentales para sus industrias.
Países asiáticos y emergentes producen bienes industriales a costes mucho más bajos por su alta productividad, y en ocasiones por un dumping inaceptable, lo que ha afectado la capacidad competitiva de Europa, especialmente en sectores como el textil, la automoción y la electrónica.
Las recientes crisis en la cadena de suministro global (especialmente agravadas por la pandemia de COVID-19 y la guerra en Ucrania) han causado escasez de materiales esenciales, retrasos y aumento de precios, lo que ha afectado la capacidad de las industrias europeas para producir a la velocidad y costes anteriores.
Las industrias manufactureras y de producción suelen ser grandes generadoras de empleo, especialmente en zonas menos urbanizadas. La desaceleración ha llevado al cierre de fábricas y la pérdida de miles de puestos de trabajo en toda Europa, afectando especialmente a los trabajadores no cualificados.
La industria europea está concentrada en determinadas regiones, y la desaceleración ha aumentado las disparidades entre las regiones más y menos industrializadas, contribuyendo a agravar la desigualdad económica. Esta sigue siendo un pilar fundamental para el crecimiento económico de muchos países europeos. Con su desaceleración, el PIB de estas economías también se ha visto afectado.
A pesar de los desafíos, existen oportunidades para revitalizar el sector industrial europeo, como fomentar la innovación en sectores de alta tecnología y apoyar la diversificación de la industria, efectos que pueden mejorar la competitividad europea.
También aprovechar la transición hacia una economía más verde para desarrollar nuevas oportunidades industriales en áreas como las energías renovables y la economía circular e implementar políticas industriales que apoyen la inversión en investigación, desarrollo y educación puede fortalecer la base industrial de Europa.
La desaceleración industrial en Europa es un fenómeno complejo con causas tanto internas como globales. Aunque plantea desafíos significativos, también ofrece oportunidades para la transformación industrial hacia un modelo más sostenible, innovador y competitivo a largo plazo.
En relación con lo expuesto, cobra un importante significado el informe que Úrsula Von Der Layen ha solicitado al ex presidente del BCE, Mario Draghi, informe que con una gran profundidad analiza este y otros problemas de la UE y que resume en sus disposiciones finales que sería imprescindible un programa de mega inversiones en diferentes sectores, por importe de hasta 800.000 millones de euros anuales durante un prolongado período de tiempo.
Si no se reacciona, Europa se irá degradando y perderá todo lo obtenido desde el final de la IIª Guerra Mundial hasta nuestros días.
Barcelona, septiembre de 2024
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