Josep Maria Mónaco es el fundador y director de Mónaco y Rosich, una empresa de administración de fincas creada en 2008 con el objetivo de gestionar patrimonios inmobiliarios, incluyendo alquileres y comunidades de propietarios. La empresa se distingue por su amplio conocimiento legislativo y su experiencia en la resolución de conflictos, habituales en las comunidades de vecinos. En 2012, sus hijas Elisabet y María Mónaco se incorporaron al proyecto profesional, aportando una sólida formación. Ahora, el despacho cuenta con ocho personas, todas ellas profesionales del sector, y con un software de gestión de máxima fiabilidad para seguir dando pasos hacia la digitalización.

¿En qué consiste la profesión de administrador de fincas?

En gestionar los edificios y las relaciones entre sus ocupantes, ya sean propietarios o inquilinos, abordando todas las problemáticas técnicas, jurídicas, fiscales y de gestión que surgen en cada caso. La sección de mantenimiento y las acciones de conservación y reparación tienen una relevancia especial, particularmente ahora debido a las correcciones necesarias derivadas de las Inspecciones Técnicas de Edificios (ITE).

¿Y resolver conflictos?

Esta debería ser una de las principales funciones de los administradores de fincas: gestionar eficazmente los conflictos y problemáticas que surgen en las comunidades y edificios en alquiler. En nuestro caso, cumplimos esta función con notable conocimiento gracias a la formación fiscal, jurídica y financiera de todo nuestro equipo. Conocemos muy bien las diversas situaciones que pueden presentarse y ofrecemos a las comunidades las herramientas necesarias para resolver estos conflictos sin necesidad de acudir a instancias superiores, como juzgados y tribunales de justicia. Aunque no siempre es posible evitar estas instancias, en la mayoría de los casos logramos una resolución efectiva. Cuando no es posible, nos encargamos de gestionar y tutelar las correspondientes demandas judiciales.

Las comunidades de vecinos enfrentan problemas constantes que el administrador de fincas debe resolver»

Josep Maria Mónaco

¿Cuáles son los problemas más habituales?

Las comunidades de vecinos enfrentan problemas constantes que el administrador de fincas debe resolver. Uno de los más preocupantes para los propietarios es el impago de los gastos comunes, tanto recurrentes como extraordinarios, por parte de algún propietario. Sin embargo, esta cuestión ha ido mejorando con los años, no solo por el crecimiento económico del país, sino también por la ampliación de recursos jurídicos disponibles. Un ejemplo de ello es el procedimiento monitorio, que es mucho más rápido y económico que los procedimientos habituales, además de no requerir necesariamente la intervención de abogados y procuradores.

¿Y de convivencia?

Los más habituales incluyen conflictos sobre la habitabilidad del inmueble, el descanso nocturno, y la responsabilidad por filtraciones de agua entre pisos, así como determinar si los gastos derivados de estas filtraciones corresponden a la comunidad o a un propietario individual. Otros conflictos menos frecuentes, pero posibles, pueden surgir en relación con el uso de servicios comunes como la piscina o las zonas deportivas.

¿Cómo se consigue una buena convivencia?

Mediante la aportación que todos podamos hacer. Los vecinos, por su parte, el presidente, por la suya. Y bueno, es evidente que el administrador, con su intervención profesional, tiene herramientas para que la gente esté cohesionada, al menos en el proyecto y en la administración de esa comunidad. ¿Cómo? Pues haciendo asambleas, las juntas de propietarios que sean lo más amigables posible. No dar solemnidad, no dar distancia a los propietarios en relación con el administrador.

¿Las comunidades reflejan la diversidad social?

Sí, son muy transversales y contienen aspectos a considerar que puede tener una sociedad en su conjunto. Evidentemente, esto no es al 100%, pero sí que, dada la transversalidad que existe en las tipologías de los vecinos, muchas cuestiones que se ven en las comunidades de propietarios son las que se ven en los grupos sociales de otro orden y de otra magnitud.

¿Algún consejo?

Inevitablemente, en las comunidades hay problemas, pero no son eternos, una comunidad de propietarios diríamos que tiene un semáforo y cuando se enciende una luz roja, el administrador sabe que tiene que trabajar mucho más con aquella comunidad. Y cuando el semáforo rojo se apaga, entonces hay una cierta placidez en las relaciones entre propietarios.

En las comunidades hay problemas, pero no son eternos»

Josep Maria Mónaco

Lo más importante es…

Saber que el administrador está siempre al otro lado del teléfono o en el despacho cuando lo va a visitar, naturalmente, con una cita previa. La cercanía y el hacer pedagogía sobre las cosas. Es decir, no decir que la ley es así, sino explicar cómo son los amparos legales que tiene cada parte y cómo los debe utilizar. En definitiva, la lección más importante que nosotros hemos aprendido y que utilizamos es que tiene que haber cercanía, falta de solemnidad en la relación, la sencillez y, bueno, sobre todo, estar siempre a disposición.